martes, 8 de junio de 2010

Ribadiso - Arca do Pino






Los alemanes no se han levantado tan pronto como habían dicho, al cerrar la puerta del barracón dónde están las dos habitaciones me despierto. Son las 7 largas, ya es buena hora para empezar el día. Hoy he dormido del tirón, me dejé la calefacción puesta y no he pasado frío. Me voy al baño para asearme, a la vuelta hago la mochila, aireo la habitación y salgo al albergue.

Un día más, soy el último en empezar a caminar. Hago fotos del río, del puente, de las habitaciones; cada día desde que salí de Sahagún hago las mismas fotos antes de iniciar la jornada. Con el albergue vacío, medio a oscuras, primero el cuarto donde he dormido, después alguna zona común, y finalmente la fachada y los alrededores.

Al final he pensado que no quiero llegar hoy a Santiago, así que me pararé en Lavacolla como me comentó Christian anoche. El primer pueblo grande que atravesaré será Arzúa. Llego pronto, sobre las 8y30 de la mañana, como no cené anoche tengo hambre. En la calle principal por donde va el Camino de Santiago hay varios bares que están empezando a abrir, veo uno donde una pareja de ciclistas y 4 peregrinos están ya desayunando, entro en el bar, cojo la prensa y me siento en una esquina a desayunar.

Después de analizar la querencia por las napolitanas de chocolate de Uli y Gita me doy cuenta que mi dieta tampoco ofrece muchas variables, me he pasado 15 días a base de bocatas, coca-colas, y en los desayunos cola-cao y muchas tostadas. Hoy para no desentonar, me tomo 3 platos de tostadas, al segundo la señora del bar me mira extrañada pero su cara no soy capaz de describirla cuando me levanto a la media hora de estar en el bar y le pido mi tercer plato de tostadas.

En este tiempo, mientras desayuno, me leo la prensa, y aprovecho que hay cobertura para subir un post. Esta semana he tenido problemas con internet y llevo algunos días de retraso contando mi experiencia en el Camino. Cada día voy escribiendo la jornada pero muchas veces no he podido subir la entrada.

Me doy cuenta de que estoy relajado, no quiero terminar de desayunar, no quiero seguir andando, cada kilómetro que ande me acerca a Santiago, al final de mi Camino y no quiero que eso ocurra.

Al final sobre las 9y30, tras pagar y despedirme echo a andar. Desde que dejé León, cada vez es menos la gente la que te desea Buen Camino, solo las personas mayores, y la cuando lo hacen dicen a menudo Buen Viaje en lugar de la frase que repetidamente he venido escuchando todos estos días.

Sigo las flechas amarillas por las calles de Arzúa para salir del pueblo y entrar en el bosque por donde continúa el Camino. Antes de salir, veo a una chica que se está cambiando los zapatos por las sandalias, le duelen los pies. Al acercarme me doy cuenta que es una de las alemanas que he visto en los últimos días con Philip y Crhistian. Cuando llego a su altura, me paro, la saludo y le pregunto por sus pies y por cómo terminó el día anterior. Me mira sorprendida, cómo sabe que he tenido problemas, parece decir su cara, es que esta noche he compartido habitación con tus amigos y me dijeron que vosotras dos estabais cansadas y os habíais quedado atrás. Sí, sí, ayer me dolían mucho los pies y mi amiga Heike y yo nos paramos antes me dice Kristin.

Cuando termina de abrocharse las sandalias, y como si nos conociésemos de toda la vida, echamos a andar. De nuevo, como me ha venido ocurriendo todo el camino, decidimos ir juntos sin preguntarnos nada. Me ha ocurrido muchas veces a lo largo del camino, pero aún no deja de sorprenderme, hay gente con la que, sin saber porqué, empiezas a caminar y a charlar.

Salimos del pueblo, y empezamos a andar por un camino dentro del bosque completamente rodeado de árboles que se echan encima de nosotros, creando la sensación de un túnel verde alargado por donde los rayos del sol intentan meterse.

Kristin va caminando con dificultad pero a buen ritmo, demasiado rápido para mi que quiero retrasar cuanto sea posible el avance y no llegar nunca a Santiago. Nos vamos presentando, al principio, cuestiones laborales, ella es de Stutgart y se dedica como free-lance a la formación de comerciales de cosméticos. Una vez pasada la fase de presentación abordamos temas impensables en el inicio de cualquier amistad, los motivos para hacer el camino, la búsqueda de un cambio en la vida que dejamos cuando venimos en busca del apóstol, eres religioso? católico? tienes pareja? Me encanta el campo, yo soy más de ciudad, todo el día metida en el coche atrevesando alemania y ahora caminar en el campo me gusta mucho.

Su amiga Heike que va más lenta, empezó en Roncesvalles, y tras hablar con ella estando en alemania decidió unirse y conocer qué era eso del camino, así que se le unió en El Burgo Ranero hace dos semanas. Kristin y Heike forman parte de esa comunidad con la que he convidido desde Sahagún en un intervalo de 25 kilómetros, me suena la cara de Kristin por lo que he debido coincidir en alguna de las paradas que he hecho durante las jornadas pero nunca me he parado a hablar con ella ni he coincidido en el albergue.

En estas estamos cuando a lo lejos veo una pareja de hombres, a los que nos vamos acercando. Me suenan mucho, pero no estoy seguro hasta llegar a su altura! Hola! Cuánto tiempo, le grito a mi amigo albañil de Alicante, Sevilla! me responde con una sonrisa que le llena la cara! No nos vemos desde el final de mi primer día, desde que llegué al Burgo Ranero, y me invito a una copa de vino en el bar de Julieta y Teófilo. Cómo ha ido el camino? Muy bien, muy bien, ahora más tranquilo que vienen a recogernos el miércoles a Santiago las mujeres y podemos andar 15 Kilómetros solo cada día. Y de dinero? Bien, bien, mi hijo me mandó un giro. Me alegro de haberte vuelto a ver. Me voy con la alemana que va más rápido. Sigue, sigue que ella es más guapa que nosotros. Un abrazo Sevilla! y me dedica una sonrisa para cerrar nuestra amistad de dos semanas.

Kristin ha observado la escena desde la distancia, cada uno en el camino va conociendo gente y saludándola cuando la vemos me dice, sí yo a ellos no los veía desde hace dos semanas! Desde mi primer día! Qué alegría me he llevado, al menos he tenido la oportunidad de despedirme de ellos, de mucha de la gente que he conocido no tendré esa posibilidad. Sevilla, me ha llamado porque yo nací allí le explico, ah sí a mi a veces los alemanes también me llaman Stuttgart. Como no es capaz de aprenderse mi nombre, decide que ella también me va a llamar Sevilla.

Seguimos andando hasta que sobre las 12 vemos un bar en claro del camino junto a un grupo de casas donde nos paramos a descansar. Ella tiene hambre y quiere un café, yo solo mi dosis de coca-cola del día, con las tostadas estoy lleno y no quiero comer nada. Mientras apuramos nuestras bebidas, aparecen dos amigas de Kristin, Karen que yo creo que es su amiga por la que ha venido al camino y Heike. Se unen en nuestro desayuno y me preguntan de dónde soy, cuando he empezado, cómo voy. Heike saca un libro del camino con preguntas en español y alemán relativas al camino y me empieza a preguntar cómo se pronuncian algunas palabras. Karen se refresca pronto y sigue andando sola.

Al cuarto de hora, nos levantamos los 3, Kristin intenta ponerse las botas que lleva anudadas en la mochila pero le hacen daño en los pies, así que decide seguir con las sandalias. Vamos andando los 3, Kristin se pone a canturrear una canción " Swing low, Sweet chariot" , qué cantas? te la sabes' claro, esa canción la cantaba yo en el coro de la universidad y los 3 nos ponemos a cantar el Swing Low a voz en grito por el bosque que nos va llevando a Salceda. Pasamos por un chalet que sus propietarios han convertido en bar- Hostal y Kristin dice en español que quiere una cerveza? Heike y yo la miramos sorprendidos, una cerveza? ahora pero si no es la una aún! El baño nos dice en inglés, ah servicio! sí, me he confundido de palabra es que suenan igual. Ese pequeño desliz fonético nos servirá para reírnos de ella el resto de la jornada.

Continuamos caminando los 3 solos, cruzándonos con peregrinos que nos vamos deseando Buen camino, y con algunos alemanes que hablan con ellas. Mi pie hoy no me está dando problemas, pero no he conseguido arreglar la mochila y cada vez me cuesta más caminar con todo el peso sobre un único hombre. Por lo visto alrededor de un señor mayor Teo, alemán que ha hecho el camino varias veces, se ha juntado un grupo de alemanes que aunque caminan solos cuando coinciden en los pueblos quedan todos a cenar e intentan ir siempre al mismo albergue. Kristin lleva la misma guía que Uli, y cuando se acercan las dos lo mira para saber en qué pueblo parar. A estas alturas del día, yo ya he decidido que no voy a llegar a Lavacolla y que me pararé donde digan mis nuevas amigas que seguro que es antes y así aparte de estar de nuevo acompañado, retraso mi llegada a Santiago.

Hay un albergue en Santa Irene, y dos en Arca, el libro amarillo dice que el de Santa Irene tiene el bar más cercano a un kilómetro y que no merece la pena, así que nos decantamos por Arca, además Heike llama a Teo que le dice que están todos en el albergue porta de Santiago y que si quiere les intenta reservar cama, le piden tres, una más para mí. Cuando llegamos al pueblo de Ra a escasos 3 kilómetros de Arco nos paramos en un bar a descansar.

La jornada de hoy está siendo muy relajada con muchas paradas y con solo 20 kilómetros de recorrido total, después de las jornadas que hice tras dejar a Uli y a los americanos que siempre superaban los 30 kilómetros, hoy me esta sentando muy bien hacer tan poca distancia y con tantas paradas. Nos sentamos en la terraza a tomarnos algo y nos traen unas tapas de montaditos de lomo que están muy buenos, el restaurante tiene una cocina donde se ve cómo hacen la carne y el olor que impregna todo el sitio invita a comer. Nos quedamos aquí y ya llegamos más tarde al albergue? Por un momento dudamos, pero al final decidimos que seguimos adelante. Justo antes de partir Kristin me pide que le deje la mochila que va a intentar arreglarla, saca una navaja y ante mi cara de asombro empieza a rajar la parte de tela. Después mete la tira que se rompió el viernes por el agujero y la anuda. Cuando me la pongo ha quedado perfecta, aguanta el peso perfectamente y a mi me parece hasta que es más ligera. Es cierto que esta mañana he tirado algo de ropa y de cosas del neceser que ya no iba a necesitar. Agradezco a mi amiga que me haya arreglado la mochila, una pena que no la conociese ayer.

Echamos de nuevo a andar, Arco está solo a 3 kilómetros, al final de una bajada muy larga con lo que no nos importa tener que seguir caminando. Retomamos, las canciones a Kristin le gusta Eternal Flame de The bangles, le comento que esa canción es de nuestros primer veranos en Inglaterra cuando éramos pequeños, del año 88, que junto con la de Glen Medeiros de Nothing is gonna change my love for you es lo primero que bailábamos agarrados en la discoteca de Inglaterra. De nuevo los 3 nos arrancamos por eternal flame, al terminar me piden que cante algo en español, y yo me decanto como no podía ser menos por la cancion de Alejandro Fernández, la canción del camino. Ella ya no está, pero al cantarla me acuerdo de Uli, esa canción es de Uli.

Después seguimos cantando canciones en inglés y me piden otra en español. El bosque se va cerrando y tiene un poco de eco que ayuda al cantar, me animo con el mundo de Jimmy Fontana y cuando termino unas señoras que iban delante nuestra y que lo han escuchado todo no paran de aplaudirnos y pedirnos más canciones. Les traduzco a mis amigas lo que dice el grupo de españolas y todos nos reímos.

Llegamos a Arco sobre las 3y30 de la tarde, no estamos cansados, y al menos yo, contento de esta nueva amistad que me ha traído el camino. Kristin es la más locuela de las dos y con Heike me río mucho por el sentido del humor que tiene.

Llegamos al albergue, por el camino nos hemos cruzado con Philip y Christian que están comiendo en una terraza ya duchados. Nos recibe en la puerta Teo, ya lo he visto en otras ciudades, la última en Melide en la iglesia de la plaza mayor. Lo saludamos y vemos al hospitalero. El albergue es privado y tiene muy buena pinta, una habitación abajo con unas 40 camas y otra arriba de unas 60, enfrente una terraza con una zona verde, duchas y lavadoras y secadoras.

El hospitalero es muy agradable y tras registrarnos y pedirnos el dni y el pasaporte nos enseña donde están nuestras camas en la habitación de encima. Kristin y Heike comparte litera y yo me cojo la de arriba que está enfrente de ellas. Me comentan que van a poner una lavadora que si quiero darles algo de ropa, casi todo lo tengo limpio pero les digo que les doy la ropa que llevo hoy y así tengo limpio para el segundo día en Santiago.

Hoy me afeito en la ducha, no quiero llegar a mi encuentro con el apóstol con aspecto zarrapastroso, otra palabra que nos dedicaba mi madre cuando íbamos hechos un desastre. El pelo me lo corté antes de ssalir de Madrid, por lo que peinado no tiene mal aspecto, y ahora afeitado pierdo mucho de la pinta de peregrino.
Tras ducharnos me voy a comer con kristin y Heike, se nos une su amiga Elisabeta, también alemana de unos cincuentaytantos que se ha hecho muy amigo de Juan, un español de su edad que hace el camino solo. Ellas me dicen que no van a comer que la hora que es, casi las 5, ya se esperan a cenar a las 6-7. Yo les digo que nuestros horarios son diferentes, y que yo prefiero comer ahora y cenar más tarde. Me acompañan pero solo beben.

Cuando hemos terminado, nos pasamos al bar de al lado dónde están todos los alemanes tomándose una chupito. Sobre las 6 nos volvemos al albergue, a esa hora tenemos "cita" con la lavadora, la gente ha dejado la ropa en barreños guardando el puesto en la cola y sobre las 6 nos toca a nosotros. Tras poner la lavadora, nos quedamos fuera tomando el sol charlando con el resto de grupo de peregrinos. Hoy hay dos parejas de españoles jóvenes que no he visto nunca y que por como traen los pies deben haber empezado hace muchas jornadas. Qué extraño que no los haya visto antes! Los saludo y charlo un poco con ellos.

A las 7 hay misa en la iglesia del pueblo, les digo a mis nuevas amigas si vienen conmigo, pero declinan la invitación. Están ya pensando más en la cena. Kristin me ha reconocido esta mañana que ella no tiene ninguna motivación religiosa y que de hecho la primera vez que ha ido a misa fue hace unos días junto con un grupo de peregrinos. Cuando llego a la iglesia está llena, no solo de peregrinos, sino de gente del pueblo también.

Al terminar me vuelvo al albergue, está casi vacío, todo el mundo debe haberse ido a cenar. Aprovecho y me siento en un sofá para escribir el post del día. Cuando llevo escribiendo un buen rato, suben las escaleras corriendo Kristin y Heike que vienen a ver cómo está nuestra ropa que la han dejado en la secadora, les digo que no se preocupen que yo la recojo cuando termine y la pongo encima de nuestras literas. Se van y me dicen que cuando termine de escribir me una a ellos en la cena.

Sobre las 9 he terminado, recojo la ropa y la pongo en un barreño al lado de la cama de Heike. Salgo del albergue y cruzo a la acera de enfrente donde hay 4 bares seguidos llenos de peregrinos cenando. Veo al grupo de alemanes en el último. Me dirijo hacía ellos, cuando veo de pronto a Giuseppe cenando con su amigo que finalmente pudo llegar a Sarria y comenzar por su cuenta. Vinceroooo me canta mientras terminan de cenar, Giuseppe le grito yo! Me cuenta que su amigo al final se le unió ayer y que van a seguir juntos hasta Finisterre. Están en el albergue del principio del pueblo y como todos van a madrugar mañana para ir a misa del peregrino. En la mesa de enfrente veo a la pareja de holendeses, Simon con su tez colorada por el sol del camino y el pelo blanco marfil, Mathew más joven lleva la cabeza rasurada y va siempre protegido por un sombrero de paja.

Me despido de Giuseppe y su amigo y me siento a charlar con mi amigo Simon. Él no habla muy bien inglés y las conversaciones que hemos tenido, sobre toda la más larga limpiando ropa en Cacabelos, fue muy despacio, buscando cuidadosamente cada palabra,me da pena porque me hubiese gustado tener más relación con él. Me recibe como siempre con un apretón de manos y una sonrisa que deja ver una gran caja blanca de dientes. Me comentan que no quieren llegar a Santiago, ya somos dos, están tristes, aunque Mathew lo ha pasado mal con dolores en la pierna izquierda no quiere llegar tampoco. Es la contradicción del Camino de Santiago, allí estamos los 3 sentados charlando, a gusto, con una mezcla de alegría y de tristeza, sabiendo que encuentros como este mañana por la tarde se habrán terminado. Así andamos un buen rato hasta que al final nos despedimos hasta mañana, seguro que nos vemos caminando hacia Santiago.

Me dirijo a la mesa de los alemanes, donde Giuseppe se ha detenido a hablar con Kristin y Philip a los que también conoce. La comunidad que somos todos, nos vamos conociendo unos a otros sin saber quienes hemos hablado antes con quien. Tras despedirse, los alemanes pagan y al poco de llegar yo nos volvemos al albergue, al pasar por la mesa de Simon, éstos se están levantando y me acompañan hasta la puerta. Allí nos volvemos a despedir hasta mañana.

Heike echa toda la ropa del barreño encima de su cama, y todos vamos cogiendo lo que es nuestro, incluido Elisabeta que también había metido ropa en nuestra lavadora comunitaria. Es más tarde de las 10, con lo que los primeros peregrinos empiezan a meterse ya en la cama, incluidos muchos de los alemanes, entre ellos Christian y Philip. Mañana nos levantaremos todos a las 5 para salir sobre las 6 y recorrer los últimos 20 kilómetros hacia Santiago. Queremos llegar antes de las 12 para asegurarnos que estamos en la misa del peregrino.

Me despido de mis amigos y me salgo al patio fuera, Kristin se viene conmigo. Al salir nos encontramos con los 4 españoles que están terminando de charlar. Nos despiden y se van a dormir. El hospitalero se da una vuelta revisando que está todo en orden. Nos explica que las luces se apagan solas a las 11, pero que nos podemos quedar fuera en el patio todo el tiempo que queramos con cuidado de no hablar muy alto.

Estamos solos Kristin y yo, nos hemos conocido hace apenas 12 horas y ya hablamos como si fuéramos amigos desde hace mucho tiempo. Hablamos de los sentimientos encontrados del camino, de querer llegar a Santiago o no, me pide que los acompañe a Finisterre hacia donde ellos van a seguir andando tras la jornada de mañana, de lo bien que nos lo hemos pasado estos días, de la cantidad de gente que hemos conocido y mentalmente repaso a toda la gente con la que he estado y con los que me gustaría entrar mañana en la plaza del Obradoiro de Santiago.

Charlamos durante una media hora, la noche se va enfríando y ya hay que irse a la cama. Me da pena, cuando me levante mañana será para empezar la última jornada, será para terminar el Camino. Es una mezcla de sensaciones, no es como el final de unas vacaciones donde te da pena que se acabe, aquí la alegría por ver al apóstol, por abrazarlo es tan fuerte que compensa y supera la pena por saber que todas estas amistades, que toda esta experiencia está llegando a su fin.

Cuando nos vamos a ir aparece una peregrina inglesa, mayor que nosotros, de cerca de 60 años, que se pone a hablar de política europea, inglesa, de Cameron, de Thatcher. La verdad es que no nos apetece hablar con ella ahora de esto, creemos que está un poco bebida, me pregunta que donde he aprendido inglés y le digo que en Margate. Se ríe y me dice que pronuncio muy bien, yo me pongo muy contento. De pronto se despide deprisa y sale corriendo hacia el cuarto baño.

Nos quedamos solos en la terraza Kristin y yo, ya es tarde hay que irse a dormir que mañana nos levantamos pronto. Con sigilo entramos en la habitación, los ronquidos golpean el techo. Hoy me da igual, no creo que vaya a ser capaz de dormir, los pensamientos golpean mi cabeza. Me acuerdo de todos, de Benja, de Gita, de los americanos, de Gianluigi, de Uli, dónde estará Uli me pregunto y que habrá hecho todos estos días sin mi.

1 comentario:

  1. Hoy me he puesto al día leyendo todos tus posts que tenía atrasados. Últimamente no he tenido mucho tiempo para dedicarlo a "seguirte".

    La historia de Uli creo que nos ha "tocado el corazón" a tod@s los que te seguimos en este blog. Y tu forma de relatar cada día es tan real que parece que la estamos viviendo en el momento de leerla. Te estoy imaginando cantando ópera, hablando de política, de literatura y conversando con los lugareños con gran interés. Pero, sobre todo, acordándote muchísimo de "cierta persona" a la que llevas en tu corazón, que tanto ha significado y significa en tu vida y que estoy segura de que es la que guía tus pasos cada día (no sólo en este camino, sino en el de tu vida en general).

    Imagino que ya estarás en Santiago porque ¿llegabas ayer, lunes, no? ¿Te quedas allí algú día? Acuérdate de "pegarnos un toque" al "grupo de coordinadores", que te estamos esperando para tomarnos unas tapas cuando bajes a Sevilla y así poder compartir en persona más momentos de tu camino.

    Desde luego, es "toda una experiencia" que creo que a tod@s nos vendría bien hacer en algún momento de nuestra vida para "reencontrarnos" a nosotros mismos... aunque, a veces, creamos que nos conocemos de sobra...

    Besotes mil, Álvaro. ME ENCANTA TU BLOG. GRACIAS POR COMPARTIRLO CON NOSOTR@S.

    Leticia

    ResponderEliminar