miércoles, 2 de junio de 2010

Vega de Valcarcel - Triacastela






Las 6 de la mañana. Los días que duermo en albergue con habitaciones comunes siempre lo mismo. Hay un tipo de peregrino que a las 6 de la mañana le gusta estar andando para poder llegar pronto al final de su etapa, no andar bajo el sol, asegurarse un sitio en el albergue, poder dormir la siesta y descansar. Yo soy de otro tipo de peregrino, me gusta disfrutar del camino, pararme cuando me apetezca, disfrutar del paisaje, hablar con todo el mundo que me encuentre, hacer fotos, cantar, y llegar al albergue cuando sea, o encontrarme por el camino algún sitio donde descansar.

Mi problema es que el hecho de que mis horarios no coincidan con la mayoría me hace desvelarme cuando los demás se levantan y empiezan a hacer sus mochilas. Normalmente, me suelo dar la vuelta e intentar dormir una hora, u hora y media más. Hoy es uno de esos días. El problema es que el filandés que ayuda a María ha decidido que todos nos levantemos a la hora que el quiera y se dedica a encender las luces de las habitaciones a las 6 y media. He de pensar mucho en el apóstol para no levantarme y tirarlo por la ventana. Me hago el remolón y acabo saliendo de la cama sobre las 7y15.

Benja ya está despierto, pero cuando lo veo, su cara me lo dice todo. Su pie no ha mejorado y se tiene que quedar en el albergue, hoy no caminará y yo volveré a empezar el día solo.
María no ha venido esta mañana al albergue así que no me puedo despedir de ella.

Salgo del albergue y voy deseándole buen camino a los soldados, uno de ellos lleva un chandal del Betis y me paro a hablar con él un rato. Empieza a llover, me paro un momento y me pongo la capa otra vez. No me la quitaré en todo el día.

Me quedan 14 Kilómetros para llegar a Cebreiros en la etapa más difícil que voy a tener que hacer, además llueve a mares. Paso por los pueblos de las Herrerías y Hospital. La subida es muy dura, voy adelantando a numerosos pelegrinos para quienes la subida es muy dura. Empiezo a sudar enseguida, hace frío pero con el esfuerzo me no se puede evitar. Casi dos horas después de salir del albergue llego a la Faba, a mitad de montaña, me paro en un bar a descansar, me cambio entero de ropa y me pido una coca-cola. Al poco de llegar, empiezan a aparecer los peregrinos a los que he ido pasando en la montaña.

Me quedan 6 Kilómetros para Cebreiro que se me harán eternos, entro en Galicia a mitad de recorrido. No deja de llover. Ni rastro del grupo del padre Luke. O he salido muy tarde o voy muy despacio.

Finalmente llego a Cebreiros sobre las once y media de la mañana, a la entrada del pueblo una iglesia muy bonita que invita a entrar y rezar un poco. Saludo a la encargada de la puerta que me sella la credencial. Al fondo el padre Luke dirige el rezo del grupo. Me siento en el último banco a rezar un poco. Cuando ellos terminan van pasando a mi lado saludándome. Ellos siguen adelante, me dicen que pararan a comer en el alto del poio. Yo les digo que me quedo un rato, aún no he desayunado y quiero subir el post que escribí la tarde anterior después de hablar con María.

Entro en un bar lleno de peregrinos, muy agradable el ambiente. Pido un cola-cao y tostadas. Al rato aparece la señora que me ha atendido con un plato con 10 tostadas, le digo que solo son para mí, y me dice sonriéndome, tu empieza y después me dices. Enciendo el ordenador, subo el post y empiezo a comer. Me leo la prensa en el pc, y sigo comiendo. Media hora después ya he descansado, me he secado y he terminado con todas las tostadas. Me acerco a la barra para pagar y le digo, tenías razón, me les he comido todas. Lo ves, si os conoceré yo después de subir ese monte. Doy las gracias y echo a andar.

Al alto del poio quedan 9 Kilómetros, el paisaje ya es muy montañoso y cubierto de verde donde mires. Sigue lloviendo. Esta vez voy solo, no me cruzo con nadie, salvo en el alto de san roque a 1.200m donde una majestuosa estatua de un peregrino corona la subida, donde unos ciclistas se hacen una foto. Sigo por las montañas, y tras casi dos horas andando, a las dos oigo a alguien cantar el rey león en lo alto de una piedra. Creo que es Maryusa, sigo subiendo y llego al alto del poio. Sí, la niña era Maryusa, hay dos bares en los lados de la carretera y ella se mete en uno. Al entrar vemos a todo el grupo sentado a la mesa tomando un menú con muy buena pinta. Ella se pide un guiso, yo después del plato de tostadas no tengo hambre y me tomo solo una coca-cola.

Al terminar me preguntan donde voy a dormir, les digo que no lo sé, que me pongo a andar por la mañana y cuando me canso me paro. Me miran sorprendidos y me dicen que siga con ellos que van hasta Triacastela, hay que andar otros 13 Kilómetros. Han reservado en un albergue privado y yo también llamo para reservar una cama.

A las dos largas nos ponemos en camino, el paisaje es montañoso, como no ha dejado de llover en los últimos días, el suelo está enfangando y los zapatos y los pantalones se manchan apenas salimos del bar. El grupo se va distribuyendo en parejas y yo termino hablando con el padre Luke.

Luke tiene 28 años es polaco y se ha trasladado a Estados Unidos hace 9 meses. Es sacerdote dominicano y trabaja en la universidad de Columbia en Nueva York de donde son este grupo de chavales de unos 22 años y que están a punto de graduarse, salvo Maryusa a quien conoció en un acto de la universidad y se pusieron a hablar en polaco.

Nos pasamos casi dos horas hablando de todo, de la vida en estados unidos, el campo y las ciudades, las diferencias en la vida de los niños en su casa y en la universidad, el choque que asumen esos chavales, cómo hay que ayudarles, de las diferentes posturas de la sociedad americana, de su posición ante la dualidad americana. Sigue lloviendo y me toca a mi hablar, le cuento mi vida con el mismo lujo de detalles que él la suya. De nuevo un desconocido en el camino y de nuevo una conversación trascendete que en casa te llevaría meses tener con alguien, si es que la acabas teniendo.

Después de mucho andar, el camino se bifurca y nos perdemos, no sabemos donde ir. Todos los peregrinos del padre Luke nos volvemos a reagrupar, paro a un coche y me explican cómo llegar a Triacastela por la carretera, está a 5km. Caminando, alguien pregunta en que día estamos, nadie lo sabe, hasta que Michael dice que el solo sabe el día en el que estamos por su Magnificat, todos nos reímos. Luke me mira sorprendido y me pregunta si sé lo que es el magnificat, le respondo que sí, que en España también se publica y el que se sorprende soy yo porque el no lo sepa. Me acuerdo de mi amigo José Luis que me regaló la suscripción al Magnificat hace 4 años.

Los grupos se rehacen y durante la última media hora de la jornada he andado con Maryusa y su mejor amiga. Me he reído mucho, se me ha pasado el final del día volando.

Llegamos al albergue sobre las 6y15, somos 10 y nos meten a todos en la misma habitación. A las 7 es la misa del peregrino, acompaño antes a Luke que quiere hablar con el párroco para ver si puede celebrar una misa en inglés después de la misa en español. Al llegar, el párroco Augusto ya ha decidido que un alemán traduzca al inglés la misa. Todo es muy raro, pero no hay nada que hacer. La iglesia está llena, la misa es extraña, la traducción no es muy buena, pero el ambiente entre los peregrinos es tan cercano que la misa es un éxito.

Cuando volvemos al albergue Maryusa recoge la ropa sucia de todo el mundo y pone lavadoras y secadoras.

Después me voy a cenar con ellos, charlan todos muy animados y me tratan como un miembro del grupo más. Luke dice en la cena que mañana cogerán un autobús que quieren llegar a Santiago la noche del domingo y que las niñas no pueden andar tantos kilómetros al día. Intento explicarle con el plano en la mano que no hace falta que cojan el autobús. Pero ya tienen otra vez la decisión tomada. Otro vez a despedirme de la gente. A este paso se me van a quitar las ganas de hablar con nadie.

Al salir de cenar, acompaño al padre a preguntar en un restaurante de dónde salen los autobuses y a qué hora. A las 7y15 enfrente de la farmacia. En el camino de vuelta, le comento a Luke que los chicos son estupendos, serios y divertidos, tienen 22 años y se comportan como gente madura, se preocupan unos de otros. Me acuerdo de un capítulo del ala oeste, Leo Mcgarry le explica a su hermana que los chicos del rezo diario son "fabulous" y que hay que respetarlos. Y esa es la palabra que uso para describirlos, y el asiente. Son una gente maravillosa.

Al llegar al albergue, los chicos están recogiendo la colada, no hacen turnos, solo lo hacen porqué sí, todos se ayudan y se doblan la ropa sin preocuparse de quien es esa camiseta o ese par de calcetines.

Esta mañana al salir del albergue iba solo, y al final del día, como siempre en el camino sin esperarlo, me he encontrado con un día estupendo, charlas muy agradables con el padre Luke y con todo el grupo.

Dan las doce, ya estamos todos metidos en la cama, mañana se despiertan a las 6; y yo con ellos para poder despedirme. Quiero despedirlos, son unos chicos fabulosos.

1 comentario:

  1. Enhorabuena, creo que estas haciendo un camino maravilloso, con muchas y variadas experiencias, que espero que cuando vuelvas compartas con los que no lo hemos hecho, aunque siguiendote dia a dia es como si estuvieramos alli. animo y sigue disfrutando, abre los ojos para no perderte ningún detalle y despues nos los cuentas. un beso m carmen

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