viernes, 21 de mayo de 2010

León - Villar de Mazarife




Gita y Uli, se abrazaron. Apenas se habían conocido hacía días pero entre ellas se había establecido una relación muy estrecha. Yo como cualquier otra persona de la estación, asistía ajeno a dicha escena. Era su momento, yo no estaba invitado.

Y sin embargo de los tres yo era, sin duda, quien más sentía que tuvieran que separarse. De hecho estaba convencido de que finalmente Gita no se iría en autobús y nos pediría que hiciéramos 4 ó 5 Kilómetros más cada día para permitirle llegar a Santiago el treinta y uno de mayo sin necesidad de adelantar en autobús. Pero por lo visto, yo era el único que se había hecho ese planteamiento. Las dos amigas que se despedían no estaban tristes por separarse, estaban contentas por haber podido conocerse. Cuando el autobús partió, se lo comenté a Uli que me repondió en nuestro dialecto particular "das the Caminou, People come and people go", le dijo que era un punto de vista demasiado racional, pragmático, y que desde mi punto de vista español, yo habría intentado hacer cambios en las etapas para quedarme con mi nuevo amigo. No la convencí. Pero quedó instaurada una frase que desde ese momento hemos repetido más de una vez, "Das the caminou, people come and people go". Da igual en la situacion en la que estemos, ese latiguillo acaba apareciendo siempre.

Salimos de la estación, eran las diez y media de la mañana y fuimos a desayunar, ella cafe con leche con napolitana de chocolate y yo cola-cao con tostadas. Me miraba raro, pensando, y que a este chaval no le gusten las napolitanas.

De allí al puente que parte del monasterio de San Marcos, y que permite sortear el río Bernesga. Es la salida del camino de Santiago en León, pronto nos pegamos de nuevo a la carretera nacional, cruzamos polígonos industriales y casi sin darnos cuenta llegamos al primer pueblo Virgen del camino donde paramos a comprar pan para la comida y helados. A partir de aquí, hay que decidir entre dos alternativas, de nuevo, entre la ruta que va paralela a la carretera o una alternativa que une por un camino un´paraje un poco más natural los pueblos de Fresno, Oncina, Chozas de abajo y finalmente Villar de Mazarife.

Por desgracia no hay nada que reseñar en todo el camino, se trata de un paisaje de grandes campos con cultivos y de vez en cuando alguna sombra, los pueblos son pequeños y prácticamnte no nos cruzamos con nadie.

Al salir de Oncinas, se me ocurre comentar lo aburrido que ha de ser vivir en un pueblo así, y mi acompañante me responde tranquilamente que ella vive en un Asutria en un pueblo de no más de 150 personas y que para comprar comida ha de recorrer dos kilómetros y para comprar ropa diez. Menuda metedura de pata, aunque a ella parece no importarle. Para cambiar de tema, me pongo a jugar con la vara como un Jedy ante la sorpresa de Uli que me mira ojiplática. Qué haces? Me pregunta. Y yo le respondo que jugar a la guerra de las galaxias, a las qué? No has visto Stars Wars? Nada como si le hablara en chino. Ante este cúmulo de errores decido estarme callado un buen rato.

Es curioso porque si bien acabo de conocer a esta persona, en el camino los silencios no son violentos, de hecho muchas veces no vamos ni juntos andando. Uno se adelanta unos pasos, el otro se para a hacer una foto. Así podemos estar media hora sin hablarnos, simplemente nos acompañamos en nuestra Camino hacia el apóstol Santiago pero no es necesario que hablemos todo el rato.

El camino no mejora y hacia las dos hacemos una parada en unos pocos árboles que nos dan sombra para comer unos bocadillos y dormir la siesta un rato. El suelo está lleno de matojos, así que usamos la capa para la lluvia como manta para tumbarnos.

A la media hor nos levantamos y seguimos nuestro camino que solo se ve interrumpido por una cigüeña que sin prestarnos atención, pasa andando delante nuestra suponemos que buscando comida. Por hablar de algo, le comento que en España se dice que los niños los traen las cigüeñas. Ella me dice que en Austria también se dice eso, y más aun, que las mujeres no pueden mirarlas pues de hacerlo se quedan embarazadas. Le respondo que eso no me suena haberlo escuchado nunca en mi país.

La tarde se vuelve cada vez más calurosa y sobre las cuatro y media llegamos a Villar de Mazarife, tras unos veintidós kilómetros recorridos.

Uli, ya la iréis conociendo, no es muy habladora por eso cuando me dice muy convencida que quiere ir al Albergue de Jesús, que está entrando en el pueblo a la izquierda, me quedo muy sorprendido. Y por qué tienes tan claro que quieres ese? La verdad es que en el fondo me alegro que se decida por algo, cuando eres tu siempre el que va tomando decisiones y más con personas que acabas de conocer, llega un momento que, no solo te puedes cansar, sino que piensas que a las otras personas les puede molestar. Porque mi guía dice que es un albergue muy agradable, sin horarios y donde el matrimonio hospitalero que lo lleva es encantador. Eso es lo que le entendí traducido en su inglés.

Uli, va un con una guía amarilla, pequeñita, escrita en alemán, que sigue a rajatabla como si fueran las tablas de la ley. De vez en cuando me la enseña como queriendo confirmar que lo que me ha dicho está bien porque lo dice su guía. Yo la miro sorprendido porque no entiendo una sola palabra de lo que dice el librito de marras, eso sí, tiene unos planos con la topografía y los kilómetros entre pueblos que nos están viniendo muy bien.

Llegamos al albergue y lo primero que nos encontramos es un barco vikingo a la entrada, una piscina que sobresale toda su altura del suelo, pintada de azul las paredes, una pradera de césped muy grande, y muchas mesas con sillas y sombrillas. Parece de todo menos un albergue de peregrinos. En una esquina una niña haciendo yoga, un grupo de polacos tomando el sol, en la zona donde están los lavaderos dos jóvenes aún con el traje de ciclista puesto están limpiando ropa sucia de los días anteriores.

Al fondo el albergue, y pegado a él una edificación más nueva que el resto con una enorme cruz de Santiago pintada junto a la puerta. Entramos en el albergue y nos recibe un señor de unos 50 años, perilla, la piel curtida por el sol, y una voz muy cálida, hablando bajo y muy despacio. Le digo que somos dos y que queremos camas por favor, me dice que juntos va a estar complicado que le deje mirar. Se da la vuelta y empieza a dar vueltas por la casa. Si alguno ha estado en el Rocío sabrá qué digo, estaba en una casa de la aldea. Pasado un salón principal, estaba la cocina, después un patio interior y otro exterior donde había mesas para las comidas de los peregrinos, al fondo en el patio se habían construido 5 ó 6 habitaciones cada una con cabida diferente, al lado los servicios y las duchas, un cuarto para internet y una cocina para que el que no quisiera comer el menú del albergue pudiera hacerse su propia comida. Encima del patio había una balconada que distribuía dos pasillos, uno que daba a la zona donde se encontraba la piscina y otro a la calle trasera, en cada pasillo, 3 ó 4 habitaciones.

El hospitalero iba mirando las mochilas y sacos de dormir en cada habitación para ver si era posible ponernos juntos. En la balconada, tirados en el suelo, 10 colchones, que según me explica, son los más solicitados en verano. Seguimos buscando infructuosamente pues no hay dos literas vacías en el mismo cuarto. Como el librito de Uli ha dicho que el albergue es tan bueno, le digo que no se preocupe, que nos de dos camas aunque estén separadas. Se lleva la mano a la cabeza y me dice, espera. Y baja corriendo las escaleras, saliendo del albergue y metiéndose en el cuarto con la cruz de Santiago en la puerta. Aquí, exclama. Esta es vuestra litera.

Dejamos las cosas encima de la litera y nos vamos con él, para que nos selle la credencial, nos ponga la fecha, cobre y explique el funcionamiento del albergue. Eso es básicamente lo mismo que hacemos todos los días cuando entramos en el albergue.

Después de esta introducción me voy a limpiar la ropa al pilón donde antes estaban los ciclistas y que ahora se ha quedado vacío. Desde que llegue no he limpiado y me he quedado sin ropa limpia. Limpio y tiendo la ropa en unas cuerdas donde el resto de los peregrinos ya ha colgado su colada. El día es muy caluroso y hace viento así que espero que se seque en breve.

Cojo el bañador y la misma camiseta que he traído en el camino y me voy a la ducha, hoy además me afeito por primera vez. No tengo espuma, pero con el agua caliente y el jabón es suficiente. Una vez duchado y afeitado soy otra persona. Salgo al césped donde Uli está escribiendo cartas y me siento en su mesa a darme un masaje en los pies con alcohol de romero. Mano de santo. Al día siguiente mis pies estarán como nuevos.

Ella se queda en la mesa, pero yo necesito un enchufe para conectar el ordenador y ponerme a escribir el post del día anterior Reliego -León.

Entro en el salón que hay antes de la cocina, hay dos mesas enormes que en los días de mal tiempo son usadas por los peregrinos para comer. Hoy solo hay un matrimonio francés mayor que está cenando allí a las 7 de la tarde porque fuera todas las mesas están ya ocupadas.

Me voy al Bar antes de empezar a escribir y me pido un ron con coca-cola. Hace mucho tiempo que no me tomo uno y hoy me apetece mucho. En el bar hay mucha gente, unos tomando tapas y otros solo bebiendo. La verdad es que la sensación que uno tiene es de estar en casa del Rocío, no en un albergue, el ambiente es distendido, y los peregrinos están relajados y charlando entre ellos después de un día de mucho calor.

Cojo mi copa y empiezo a escribir. Cuando llevo unos cuarenta y cinco minutos, se siento a mi lado Jesús, el hospitalero que tan amablemente me ha recibido. Empezamos con las preguntas de rigor, dónde has empezado, qué tal vas, si eres de Madrid cómo tienes ese acento, la chiquita alemana es tu novia? No la acabo de conocer ayer en León. Nos vamos conociendo y preguntando cosas más alejadas de una simple conversación. Jesús es una persona muy agradable, que como he dicho, habla pausadamente, lo que le confiere un aspecto entre maestro de escuela y sacerdote. Jesús, cómo te dio por montar el albergue? He hecho la pregunta mágica. Me cuenta y no para todo lo que ha pasado desde el año 93 en que empezó a acoger peregrinos en el salón parroquial puesto que él era el alcalde de la pedanía. Por aquel entonces el camino estaba muerto, apenas sí había peregrinos en el camino francés habitual y mucho menos pasando por Villar de matarife que está en una vía alternativa. Por ello pasaban peregrinos uno cada quince días y el pueblo ni tenía albergue ni lugar donde acoger a los pocos que llegaban. Al principio los acogieron en el salón parroquial pero al cabo de dos o tres años cuando el número se fue incrementando poco, el párroco, quizás con buen criterio, dijo que el salón no podía usarse para esos menesteres por lo que Jesús le dio un día a albergue en una casa vieja y sin limpiar propiedad de su abuela a un peregrino. A partir de ahí, junto con otros alcaldes de otros pueblos de la zona solicitaron a la junta de castilla y león que señalizase esta vía como una alternativa del camino de Santiago en su ruta a Astorga, cuestión que consiguieron a finales de los 90. Para entonces Jesús ya había ido haciendo obras de mejoras en la casa sin llegar a ser lo que es hoy en día tras las reformas de este pasado invierno.

A mitad de conversación se ha unido Yoli, su mujer, que lo complementa en los datos que se le van olvidando o lo corrige cuando se equivoca. Hacen buena pareja, curiosa, pero buena Pareja. Cuando llevamos hablando cerca de una hora, Yoli se levanta para seguir con las cenas y atendiendo a la gente y yo le comento a Jesús que también quiero cenar, me dice que me meta en la cocina y hable con Yoli para ver qué nos da.

No sé si al resto de peregrinos le ocurre, pero admito que la relación que he tenido hasta el momento con los hospitaleros es inmejorable. En seguida te tratan como si te conocieran de toda la vida, y te dan todo su cariño, te hacen sentir como en tu casa, lo cual después de un día de esfuerzo bajo el sol leonés se agradece.

Entro en la cocina de Yoli, como si fuera la de mi casa y Nieves nuestra muchacha de toda la vida estuviera cocinando; Yoliiiii, qué me vas a dar de cenar? Lo que tu quieras, mira tengo unos espaguetis bolognesa muy buenos y unos lomos adobados con pimiento que están riquísimos, pero dame cinco minutos que estoy terminando otra cosa. Le igo que de acuerdo y salgo al salón, donde me espera Jesús para preguntarme dónde queremos cenar; aunque son casi las nueve y los primeros peregrinos empiezan a irse a la cama, Uli, como buena extranjera quiere aprovechar los últimos rayos de sol y dice que fuera, en la mesa que está pegada al barco vikingo.

Ya ha empezado a refrescar, así que me voy a mi cuarto, donde un grupo de señoras mayores ya se han metido en la cama, para coger el pantalón largo y el jersey. Me pongo también calcetines y sandalias, y me siento en la mesa, donde Uli ya está ojeando su guía, "The great book" empezaremos a llamarlo en breve, pues cada vez que recomiendo algo, acierta.

LLega Jesús con los servicios, el pan, y el agua, nos pregunta si queremos vino para que la cena sea más romántica aún, y a partir de ahí empieza con la burla continua. La conversación se alarga, porque, igual que Uli traducía al alemán lo que yo le decía a Guti, yo tomo ahora el papel de traductor. Jesús está empeñado en que del Camino surgen muchos romances y Uli a cada cosa que dice lo mira como si él hablase en Arameo y yo le estuviese hablando en mandarin. Debe pensar que el hospitalero y su compañero de camino no están bien de la cabeza.

Vuelve Jesús con la pasta. Entre que Yoli tenía razón y le han quedado muy buenos, y que es el primer plato caliente que como desde que empecé en Sahagún, me paracen los mejores espaguettis que he comido en mi vida. De pronto la luz del jardin se apaga, y aparece por la puerta Jesús con una vela. Cuando llega a la altura de la mesa, nosotros ya estamos partidos de risa; enciende la vela y la deja sobre la mesa, marchándose sin decir nada.

Al rato viene su hija, para cambiarnos los platos y traernos el lomo. En el albergue trabajan tambien el hijo y la hija de Jesús y Yoli. La hija acaba de terminar de cursar estudios de cocinera, y su padre lo explica con orgullo, y me cuentan cómo están pensando montar un negocio de restaurante para que la hija lo lleve. Se queja un poco de los hijos, pero le paro y le digo que está encantado con los suyos. Se para y me pregunta si tengo hijos, le digo que no, y me dice que el amor de un padre por un hijo es algo que hay que sentirlo para entenderlo y que aunque un padre no lo diga lo siente.

Nosotros mientras seguimos comiendo, charlando, bebiendo vino y disfrutando del final del día. Terminamos con unas natillas y un yogurt,en principio son para compartir, pero en cuanto las prueba Uli y le echa un poco de canela se acaba el compartir y me tengo que conformar con el yogurt.
Son casi las diez y cuarto cuando terminamos de cenar, la casa está a oscuras, mientras que hemos ido cenando se han i9do cerrando todas las ventanas. Nos levantamos y cogemos los platos para lleárselos a la cocina a Yoli.

Al llegar están viendo la tele, junto con un Chema, un zaragozano que pasó por aquí en su peregrinar a Santiago el 20 de enero y se quedó. En este tiempo ha pasado a formar parte de la familia, y ha colaborado como uno más en las obras de construcción del albergue que han hecho en los últimos 3 meses.

Me dice Jesús que nos sentemos con ellos a charlar, menos mal que Uli quiere ordenar primero la mochila porque así me ahorro un rato de traducir. Yoli se despide y se va a la cama y nosotros nos sentamos en la mesa donde hemos estado de conversación por la tarde.
Jesús me cuenta que él no tiene hora de cierre de albergue ni para echarlos por la mañana, cosa que la mayoría sí. Normalmente entre las diez de la noche y las once todos los albergues están cerrados y sobre las ocho están echando a los peregrinos para poder limpiar para los próximos que empiezan a llegar a las doce.

Me explica que cada uno hace el camino que quiere y por las motivaciones que quiera, religiosas, para conocer gente, por conocer España, para ver paisajes y que todos son respetables; y que desde luego él no le va a decir a los peregrinos qué es lo que tienen que hacer. Mientras habla, se incorpora Chema que ha echado una mano en la cocina y que asiente con la cabeza; mírame a mi, que llevo aquí desde Enero haciendo el camino.

Estoy de acuerdo con ellos; cuando titulé este blog allá por el mes de Abril como una experiencia personal, no sabía si estaba perdiendo la esencia del camino por no abordarlo como algo comunitario. Sin embargo, a medida que me voy metiendo en el camino, poco a poco, no puedo estar más contento de haberlo llamado así, aunque fuera en cierto sin ser del todo consciente que las implicaciones del título tenían.

Uli llega de fuera y se incorpora a la conversación, sentándose en la mesa, saca su librito amarillo y empieza a leer la etapa de mañana. Al principio Jesús y Chema la ignoran y me cuentan cosas del camino, historias de otros peregrinos que yo escucho atentamente. Cuando Chema habla, Jesús, que lleva despierto desde las de la mañana pues es el que se levanta a poner los desayunos, se va quedando dormido apoyado en su brazo. Vamos Jesús todos a dormir que ya no puedes más. No, no que me gusta estar aqui charlando.

Chema, de pronto, se vuelve hacía mi y me pregunta que si Uli es mi novia, que si le puede decir algo, a lo que yo le digo que claro, cómo no. Los devaneos amorosos del pobre Chema duran apenas quince segundos, el tiempo que tarda en darse cuenta de que él no habla inglés y ella no habla español. Concluye pidiendome que le traduzca a Uli que la próxima vez que haga el camino aprenda español para que él pueda hablar con ella.

Jesús se está durmiendo sobre la mesa, venga Jesús ahora sí. Son casi las doce, todo el mundo a dormir.

Sobre la mesa donde te sellan la credencial hay un cuaderno para dejar notas, con un escrito que se repite muchas veces a lo largo del camino:

La puerta se abre a todos,
enfermos y sanos,
no solo a católicos
sino aún a paganos,
a judios,herejes, ociosos
y vanos
y, mas brevemente,a
Buenos y profanos


Es curioso cómo van pasando los días y cada uno tiene una historia distinta a la anterior, casi diría que mejor, pero no estoy del todo seguro; cada día del camino te pasa algo inesperado que te hace sentir satisfecho. Especial mención a los hospitaleros, todos tan distintos, pero a la vez tan entrañables.

Nos despedimos de Chema y Jesús , y nos vamos a nuestro cuarto. Qué bien! dormimos solo con cuatro señoras mayores, un matrimonio español al que hemos saludado antes y un japonés menudo. Mi racha de buena suerte con las noches continúa.

Cuando abrimos la puerta, los ronquidos de una de los señoras atronan el cuarto. Me parece que esta va a ser una noche real de camino para mi.

4 comentarios:

  1. Hola Alvaro,
    Sigo tu blog...Una sugerencia: cuando entres en Mellid (Melide)tómate un pulpito ( el mejor de Galicia) y unos Melindres...y si puedes llama a María que en ese pueblo nos tendrás que hacer un favor...
    Buen Camino.
    Cristina, la hermana de María.
    P.D En Mellid se junta el Camino Primitivo con el Camino Francés...

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  2. Peregrino, lo cuentas todo tan bien que entran unas ganas enormes de hacer El Camino. Mucha suerte con tus siguientes etapas.

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  3. ¡Buenos días Peregrino!

    Espero impaciente tu post de hoy. Por cierto, debo manifestar aquí que tu estilo me recuerda mucho a nuestro admirado Mendoza. Vamos, que te vio haciendo el camino disfrazado del Conde-Duque de Olivares...

    Un abrazo. D.

    PS: Cuidado con la cabeza si decides comer churros.

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  4. ¡tu haras el camino!, pero que sepas que nos tienes a muchos esperando que llegue la noche para leer que "camino" hemos hecho hoy,me están encantando tus crónicas, un beso m carmen

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