lunes, 24 de mayo de 2010

Villar de Mazarife - Astorga





Es curioso cómo cada uno, al acercarse a leer el blog, lo que nunca podré agradeceros lo suficiente , esperáis encontrarse cosas distintas y así me lo decís en vuestros correos personales.

Admito que hay días que estoy mas trascendente, si me permitís la expresión, y otros mas mundano y creo que eso se refleja en la manera de afrontar la pantalla en blanco de cada noche.

Hoy os podría contar muchas cosas que han pasado en la jornada, pues ha sido un día muy duro desde el punto de vista de peregrino. La etapa tiene 33km hasta llegar a Astorga y los últimos 12 desde que se sale de Santibañez son un rompepiernas continuo, con un solo pueblo, San justo, sin árboles frondosos y con mucho calor; lo cual se ha visto empeorado, en nuestro caso, por el hecho de que hemos salido muy tarde y hemos llegado a Astorga a las 9 de la noche.

Decía que podría contar muchas cosas, pero solo abordaré unas pocas y lo haré después.

Me gustaría reflexionar sobre un tema que empecé a pergeñar en la entrada "motivaciones" y que me ha vuelto a surgir al hilo de la conversación con Jesús y Chema ayer.

Durante el día, aunque estas dos últimas jornadas las haya hecho acompañado, tengo tiempo para pensar mucho y para admirar el paisaje y he de decir que me está gustando mucho la experiencia. Y me está gustando no tanto por el plano religioso o espiritual, que podría ser lo lógico tratándose de una peregrinación, sino por el hecho, fascinante para mi, de que cada día no se parece en nada al anterior.

Cuando me levanto tengo una sensación de incertidumbre que reconozco que me agrada, el no saber qué va a pasar durante el día y el acostarme habiendo disfrutado de infinidad de pequeñas experiencias es lo que realmente me atrae del Camino y es lo que creo que engancha de él.

Se podrá argumentar en mi contra, que ninguno sabemos lo que nos va a pasar al levantarnos, y no falta razón en esa contestación; sin embargo en nuestro día a día sabemos que hay que ir a trabajar, coger el metro, hablar con un montón de gente que ya conocemos en su mayoría, etc yo a lo que me vengo a referir es que en el Camino al levantarte por la Mañana todo es una duda. No sabes cómo va a aguantar tu cuerpo, hasta donde llegaras, con quien te cruzaras, cuanto hablaras, como será el albergue, el hospitalero, que relaciones establecerás con los demás peregrinos...y toda esa duda es lo que me gusta del camino. A lo mejor porque personalmente en muchos ámbitos de mi vida sea una persona muy racional, los que me quieren me dirían "cuadriculao" y los que me quieren mucho, radical, pero es ese no saber qué va a ocurrir lo que me embriaga del camino.

A lo mejor suena a poco respetuoso pero el camino a día de hoy no me esta cambiando, quizá porque llevo solo 5 días , quizá porque no he venido con la mente abierta, o simplemente porque no me tenía que cambiar; y sin embargo es una experiencia que me está encantando por motivos distintos a los que cabría esperar.

Acaban esos días que surgieron de la incertidumbre y nunca te defraudan. Escribí el primer día tras estar con Félix que la tarde con él merecía una reflexión a parte, se la dedicaré, lo prometido es deuda, pero cinco días después creo que cada día merecería una reflexión, pues en cada charla con la gente ganas algo, aprendes algo.

Y sin embargo lo atractivo del camino es en si mismo lo negativo del camino. Es la fugacidad del camino, entendiéndola en el sentido de brevedad de las experiencias, lo que más me afecta. Es vivir en una pausterización continua el día; en apenas 5 minutos alcanzas un grado de relación tal con la gente que en otros ámbitos de la vida tardarías semanas, meses o a la mejor no alcanzarías nunca y sin embargo son fugaces. Todos sabemos que esa misma noche o como mucho a la mañana siguiente te despedirás seguramente para siempre. Es ese romper la incipiente relación la que me deja un poso de amargura que solo puedo superar por la certeza de la incertidumbre que me espera en la nueva jornada.

En la esencia del camino, en su continua contradicción es donde radica su atractivo. El camino te obliga a despedirte de la gente para poder conocer a gente nueva. Te obliga a desprenderte de lo viejo para abrazar lo nuevo que casi al instante se convierte en viejo.

Y es además la fugacidad de la relación la que la hace interesante. El hecho de darte a conocer y tener que conocer en tan breve espacio de tiempo es lo que nos lleva a mostrar al de enfrente nuestras mejores virtudes y del mismo modo, que lo recibamos con las brazos abiertos para coger de él todo lo bueno que nos está ofreciendo.

Chema y Jesús lo explicaban de un modo mas sencillo y por ello quizá mas certero. Las relaciones en el camino son tan especiales porque son cortas, si durasen más llegaríamos a conocer lo malo de los demás y ya no nos gustarían tanto.

Comenzaba diciendo que el camino no me estaba cambiando, ahora ya no lo tengo tan claro.

La noche fue horrorosa. Los dientes del menudo japonés no pararon de tintinear hasta que se levantó a las 6 de la mañana. Sin embargo lo peor había ocurrido antes, la señora mayor no paró de roncar en toda la noche. Recuerdo haber "visto" las 12, la 1 y las 2 en el reloj. El momento culmen de la noche llega un poco mas tarde cuando el otro español lanza un exabrupto acordándose de la madre de la señora ante las risas de su mujer y las mías propias que ya estamos desesperados.

Las señoras empiezan a levantarse sobre las 5y30 de la mañana con lo que apenas duermo.

Sobre las 8 cuando ya solo quedamos Uli y yo en el cuarto, me levanto para terminar de escribir.

Sobre las 9 empezamos a desayunar en el jardín con la compañía de Jesús y de Yoli que nos siguen contando cosas del camino. Cuando terminamos y hemos hecho las maletas, nos insisten en que veamos todo el albergue. Lo muestran orgulloso después del esfuerzo del ultimo invierno donde han trabajado mucho para que estuviera preparado para este mes de abril. De lo que más orgullosos están es de la infinidad de dibujos y escritos que decoran las paredes.

Tras despedirnos y dar las gracias, salimos del pueblo sobre las 10 de la Mañana .

Hoy es el día mas caluroso desde que he empezado el camino. Seguimos estando en Castilla, y una larga carretera se extiende ante nosotros.
A mitad de día llegamos a Hospital de orbigo donde disfrutamos del puente romano y sus posteriores arreglos que ha vivido momentos muy importantes de la historia de España.

Son casi las 3 de la tarde cuando salimos del pueblo, camino de Santibañez. Hemos dejado la carretera pero el calor sigue en aumento y los árboles no acaban de aparecer.

Cuando salimos del ultimo pueblo son las 4y30 y aun nos quedan 11km para llegar a Astorga.

El camino se nos hace eterno, se empina buscando Astorga que está a 868m de altura y además nos quedamos sin agua a mitad de recorrido.
Para las 8 llegamos a San Justo sin ninguna ilusión por llegar a Astorga y con la intención de quedarnos en el hostal del pueblo.

Entramos en una tienda que esta en la calle principal del pueblo donde nos espera Ruth, una chiquilla grande, contundente, con una cara muy linda y el pelo corto tintado en pelirrojo.

Desde el principio nos llena con su sonrisa y vitalidad. No nos deja quedarnos allí, nos explica que Astorga esta muy cerca y que es un pueblo muy bonito. Nos saca varios planos con todo lo que hacer y ver en Astorga y en la zona del Bierzo. Nos recomienda en Astorga un restaurante y un plato especial, gambas en salsa de puerros. Puerros Ruth? Sí, sin duda. Te va a encantar y te vas a comer todo el pan con la salsa, ya lo verás.

Animados por el ímpetu de Ruth y tras habernos tomado agua y coca-cola en abundancia, decidimos salir hacia Astorga que está apenas a 3 Kilómetros y medio pero que a estas horas, las ocho ya pasadas, nos parecen una distancia infranqueable.

Empezamos a caminar por la carretera, mientras el sol va deslizándose por el cielo, me preocupo porque no llevamos chalecos reflectantes y los coches pasan a nuestro lado.

Esta mañana Jesús nos ha comentado que conoce al hospitalero del albergue de las Siervas de María, Alfredo, y que lo va a llamar para pedirle una habitación de dos para nosotros en compensación por la noche de ayer con la señora británica. Vamos caminando con la ilusión de que Alfredo nos tenga la habitación reservada. Llegamos a Astorga, la última parte antes del albergue que está justo detrás de la plaza mayor es una cuesta de unos 500 metros que a estas alturas del día, nos parecen 5 kilómetros.

Por fin en el albergue, nos parece mentira. Hoy hemos hecho 33 kms, nos hemos quedado sin agua durante 7 kilómetros, hemos salido a las 10 y llegado a las 9. El día de hoy ha sido muy duro. Yo aún estoy fresco que apenas llevo 5 días de camino pero Uli que salió desde Pamplona está a punto de hacer su tercera semana y las fuerzas empiezan a flaquear.

Cuando subimos las escaleras, nos recibe una señora muy agradable, le cuento que Jesús ha llamado a Alfredo para pedirle una habitación para los dos solos. A ella, que es la mujer de Alfredo, según nos dice después, no le suena que haya llamado nadie. Le digo que no pasa nada, que nos dé dos camas donde esté vacío. En ese momento aparece Alfredo y le dice que espere, que ha hablado con Jesús pero que cuando ha llamado ya había dado las habitaciones de dos. Se miran, hablan, y acuerdan que dada la hora que es como no va a venir mucha más gente nos pueden dar una habitación de seis para los dos. Nos suben por unas escaleras hasta prácticamente el ático del edificio, tenemos todo los baños y duchas para nosotros, nos miramos con cara de satisfacción y elegimos cada uno la cama de arriba de las dos literas que están al lado de las ventanas.
Le damos las gracias a Alfredo y llamo a Jesús para agradecérselo también. Jesús me dice que me tendría que haber quedado que había llegado hoy un grupo muy joven y que había muy buen ambiente en el albergue. Un fuerte abrazo Jesús, muchas gracias.

Nos duchamos rápidamente, el albergue cierra a las once y queremos ir a la pizzería que nos ha recomendado Ruth. Pedimos las gambas. Efectivamente, tenía razón. Antes de comernos las gambas ya nos hemos acabado casi toda la salsa, unas pizzas y una botella de vino. Estamos de celebración.

Se hace tarde, son las once. Uli sale corriendo y me dice que después me da su parte. Con el tema de las cuentas tanto ella como Gita son muy estrictas, dividen al céntimo y lo dan todo. Pago y salgo al albergue. Cuando llego me la encuentro sentada en las escaleras. Hace ademán de sacar el dinero, no, le digo, hoy pago yo que el apóstol ha hecho su primera buena acción, gracias a los rezos diarios de Tina, y hoy me toca invitar.

2 comentarios:

  1. ¡Buenas tardes peregrino!

    Je, je, hoy estreno los comentarios.

    No tengo mucho tiempo así que te dejaré dos minireflexiones:

    1. A medida que pasan los días transmites más alegría. Verás, tú siempre eres jovial y animas a los que estamos contigo pero, en tus últimos posts, transmites otro tipo de ilusión más serena. Eso es buena señal (aunque igual soy el único que lo nota y de ser así me lo haré mirar).

    2. Lo especial de las relaciones entre peregrinos en el camino se debe sin duda a la fugacidad de las mismas como apuntáis Chema, Jesús y tú. Quién no recuerda aquellos amigos del alma que hacíamos de pequeños en los campamentos de verano o en nuestros periplos británicos. No obstante, yo creo que también se deben a la garantía de la no existencia de compromiso. A todos nos aterra hoy el compromiso y la responsabilidad emocional. En el camino, la certeza de que si te paras a atarte los cordones tu nuevo amigo demarrará y lo perderás de vista, o que mañana al levantarte ya habrá salido, hace que perdamos el miedo a darnos demasiado a una persona que luego nos pueda defraudar o simplemente no interesar.

    Bueno, ánimo y venga otra de esas gambas que ésta la pago yo. Un abrazo. D.

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  2. Ayer te comenté aquí que yo el año pasado cene esn esa pizzería. Astorga como pude ver tiene buenos restaurantes.

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