martes, 18 de mayo de 2010

Sahagún. Buen comienzo


8 de la mañana, martes. El patio del albergue de las Benedictinas está en calma, el día se levantado fresco, si bien a lo largo de la jornada seguro que se torna caluroso como ya ocurrió ayer.

Al empezar a escribir en Madrid, pensaba que lo fácil iba a ser acometer esta tarea diaria una vez empezado el camino. Sin embargo nada más lejos de la realidad, y por motivos contrarios a los que imaginaba. Tengo tanto que compartir del día de ayer que no sé por dónde empezar ni en qué centrarme.

Si me hubiera puesto a imaginar cómo querría que fuese mi primer día de camino no habría sido capaz de dibujarlo así.
El día comenzó en la estación de autobuses de Avenida de América camino de Burgos. El viaje agradable, leo la presa y miro por la ventana el paisaje. A veces hacemos grandes esfuerzos para ver lugares lejanos y desconocemos nuestro país. Yo admito desconocer absolutamente Castilla y León, la vieja decían cuando éramos pequeños. Mi acompañante, una señora mayor, me dobla en tamaño y en timbre de voz, pero llegamos a un acuerdo cordial ella ocupa su asiento y la mitad del mío y yo me hago parte de la ventana para no molestarla. Llegamos a Burgos.

Hasta ese momento soy el único que he visto vestido de peregrino, de pronto en la estación de Burgos aparecen unos 30 peregrinos, muy bien pertrechados. Si fuera por material, este grupo podría haber acompañado a Hillary en su asalto al Everest, si bien la media de edad sobrepasa los 60 años. Me entran dudas, me habré equivocado haciendo la maleta?
Nos montamos en el autobús con dirección a León, mi acompañante se ha quedado en el otro camino de Santander. Me acompañan tres señoras de Ermua que van a Saldaña a visitar a una amiga y que durante hora y media cuentan y no paran los fallos de sus maridos ahora que se han jubilado. En el asiento de atrás, una señora ha cambiado el sofá de casa y a MªTeresa Campos, por el autobús y este ejemplo de reality en directo. Las mira absorta, llego a pensar que en cualquier momento va a llamar al programa para dar su opinión sobre cómo los maridos afrontan la edad de jubilación.

Pasados unos primeros minutos, en que yo mismo no puedo dejar de escucharlas, me centro ante lo que se extiende ante mi. He elegido el primer asiento detrás del conductor y veo todo el paisaje a ambos lados de la carretera. He dicho bien, miro lo que se extiende ante mi. Si tuviera que definir Castilla con una palabra, diría que Castilla es grande. Mires donde mires, solo ves campo, cultivos, sol, y a lo lejos, muy a lo lejos el horizonte. La carretera apenas tiene curvas, son rectas larguísimas y empiezo a temer que el conductor se quede dormido. Me alegro de que las señoras se hayan montado porque seguro que él también las escucha y lo mantienen distraido y despierto.
Dejamos Burgos y entramos en Palencia, cada mucho tiempo aparece un pueblo, como si saliese de la nada. Me acuerdo de mis clases de geografía, esto debe ser lo que mi profesor Eduardo llamaba el latifundio, qué campos!
Se suceden los pueblos Melgar, Osorno con su colegio nacional y un escudo con el águila de San Juan presidiendo el patio donde juegan los niños, Carrión de los condes, Saldaña. Se bajan las mujeres que se funden en un abrazo con la amiga que las espera en la estación. Pienso en el marido de esta última. Me apiado de él.

30 km después aparece ante nosotros Sahagún, me brincan los nervios en el estómago. Se acabó la seguridad del autobús, empieza mi experiencia.

Apenas nos bajamos 6 peregrinos de la tropa que hemos ido recogiendo desde que salimos de Burgos. Según empezamos a andar, vemos una señal que nos indica el albergue municipal de Clunny. Por el camino hablo con dos albañiles de unos 50 años que viven en alicante y que vienen desde Pamplona. Uno de ellos trae los pies llenos de ampollas. El otro más callado, solo está preocupado por llegar a correos antes de las dos pues su mujer les ha puesto un giro. Por lo visto su camino desde allí ha sido rico en experiencias gastronómicas.

El albergue municipal está en la antigua iglesia de la Trinidad, el edificio es enorme, de ladrillo y tierra. Todo Sahagún es ejemplo de arte mudéjar y todas las iglesias que aquí encuentro así lo atestiguan.
Me recibe una chiquilla muy agradable, le comento que es mi primer día, que me acabo de bajar del autobús, que es mi primer camino. Rápidamente me explica cómo funciona el albergue, me sella la credencial y con un planito me enseña los principales monumentos de Sahagún.
Subo unas escaleras, donde han creado en una segunda planta, en la que era la nave de la iglesia, un campamento de batalla con unas 60 literas en grupos de 8. Lo primero que se encuentra al subir es una cocina y una mesa grande, donde unos peregrinos debaten animadamente sobre el cambio en los nombres de los equipos de la ACB derivado de la crisis económica, y más allá las duchas y lavabos.
Saludo sonriente, y me dirijo a uno de los grupos de literas que por ahora está vacío y elijo una cama. La de abajo, me da sensación de estar más arropado, si duermes en la de arriba el techo de la iglesia queda muy lejos.
Saco algunas cosas de la mochila y las distribuyo sobre la cama. Me acomodo, y cuando me quiero dar cuenta estoy casi dormido; me echo la manta por encima.

Miro el reloj. Son las 4, al fondo, los peregrinos han cambiado el tema de conversación y ahora se cuentan unos a otros las experiencias ya vividas. Yo por ahora estoy huérfano de historias. Supongo que en unos días algo tendré que contar. Me levanto, cojo las cosas de valor y las guardo en la chaqueta, extiendo el saco de dormir para que se vea que esa litera está ocupada y salgo del albergue despidiéndome de la chiquilla de la puerta. No he comida nada, pero no tengo hambre.

Echo a andar por el pueblo, el sol en todo lo alto, golpea con fuerza, me pongo las gafas y la gorra, ahora el extranjero empiezo a serlo yo mismo. Paseo por las calles de Sahagún buscando sus iglesias, la plaza mayor, el antiguo monasterio de San Benito del que apenas quedan unas ruinas y la antigua puerta de la iglesia, veo flechas amarillas indicando el camino de Santiago. El pueblo, ahora cansado y con apenas 2.500 habitantes, muestra orgulloso sus monumentos, vestigio de una época donde fue un lugar importante no solo en el camino de Santiago sino en la economía de la comarca.

Voy haciendo fotos, observándolo todo como el niño que empieza a andar y el padre lo suelta en el parque para que invetigue. Llego al monasterio de las madres Benedictinas, aquí también hay albergue. Al fondo de la calle un hombre me mira desde la puerta del albergue, me quito las gafas de sol. No puede ser, me voy acercando despacio, con dudas.

¿Tu eres de la asociación de Madrid, verdad? Sí me responde, sorprendido.
Tu me diste la credencial hace apenas dos semanas en Madrid, le grito alborozado.
Félix, el hospitalero del albergue, fue quien me recibió en la asociación hace dos semanas. Acaba de llegar para hacerse cargo del albergue durante 15 días.
Hay veces que decimos que el mundo es un pañuelo, creo que ésta es en una de las que con más razón se puede aplicar este dicho.

Son las 5 de la tarde, mi día, que pensaba que estaba terminando, no ha hecho sino empezar. En las próximas horas compartiré con Félix todas sus experiencias del camino, me enseñara el albergue, iré a misa con las monjas benedictinas y recibiré la bendición del peregrino. Al final, decidiré que me mudo de albergue y me voy con Félix a cenar y charlar hasta que nos venza el sueño.

Todo lo que me paso desde que conocí a Félix, merece primero una reflexión por mi parte y lógicamente una única entrada.

Desde la pequeña mesa que escribo, usada para desayunar en los días de más ajetreo del albergue veo el reloj de la torre del antiguo convento de San Benito; en lo alto un nido donde dos cigüeñas toman el sol, que hoy promete castigar a los peregrinos.
Sobre mi cabeza, un poster que reza "No hago yo el camino, el camino me hace a mi"

Son las 9:30 de la mañana. Cierro el ordenador, El Burgo ranero me espera.

7 comentarios:

  1. Buenos días peregrino. Me gusta el tono literario de tu blog por lo que, habida cuenta de tu interés por los "campos de Castilla" y la obra de Don Miguel de Unamuno, habría recomendado como libro de cabecera "En torno al casticismo". Más apropiado dadas tu situación y la de nuestro pobre país...

    Dicho lo cual te mando nuestro apoyo para esta empresa, deseando que llegue ese momento en el que simplemente no seas capaz de transmitir en este blog lo que estás sintiendo. La experiencia de la peregrinación es, en este sentido, maravillosamente inexplicable.

    ¡Un abrazo fuerte!

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  2. Ya dicen que viajar cura todos los males y enseña más que la educación excelsa. Cuatro de los cinco continentes a buen seguro que conoce nuestro peregrino, pero no había pasado del Paralelo de Las Tablas (hasta José Luis, todo lo más).

    Contención, devoto, que la sobria belleza de nuestra sufrida Castilla crea una dependencia propia sólo de lo alcanzado con lágrimas, esfuerzo e ilusión como únicos recursos (como la Europa League, por ejemplo).

    Un fuerte abrazo

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  3. "ANCHA es Castilla, y muy ANCHA Sr. conde", esta es una frase que decimos en casa y que veo que ahora la entiendes perfectamente,me ha encantado el tono y talante con el que empiezas tu crónica del viaje, y te puedo asegurar que a mas de uno se nos ponen los dientes largos y querremos hacer el Camino, desde nuestros sillones te damos todo nuestro aliento para que lleves a buen puerto esta hazaña y ya sabes que si necesitas algo, aqui estamos siguiendote tods los dias , un bs

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  4. Álvarez, tu has nacido para escribir!!! estoy deseando leer tu siguiente post.
    Bsts. Cris

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  5. Sólo decirte que me he enganchado,espero que como tú ,vaya descubriendo a lo largo del camino mi porqué.
    En tu soledad de peregrino que sepas que te acompañaré en esta maravillosa experiencia.Un beso grande.Vero

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  6. Vaya, ¡qué pena! Pensé que podría disfrutar de un nuevo capítulo de las vivencias de nuestro peregrino favorito. Álvaro, te lo advierto, no podría superar un nuevo desengaño del tipo "el animá puede pereshé".

    Dicho esto. Dejo para tus ratitos de reflexión en el camino la siguiente frase del Cardenal Newman "To live is to change, and to be perfect is to have changed often". Un abrazo fuerte. D.

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  7. buenas tardes

    muchas gracias a todos por los comentarios de apoyo y por los correos electrónicos!!!

    como os contaré, el día de ayer fue bastante movido así que al final del día no tenía fuerzas ni sitio para escribir.

    me pongo a ello, si puedo, pq el día de hoy también ha sido fino...

    un abrazo a todos

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