sábado, 15 de mayo de 2010

Motivaciones

Me miraba raro.
Allí estaba yo,sonriente, con mi lista para completar el botiquín. Enfrente, la farmacéutica iba poniendo sobre el mostrador todos los artículos que le pedía, tiritas,tapones para los oídos,betadine,crema solar, al final, cuando le pedí la vaselina y el alcohol de romero, su cara de sorpresa y la sonrisa incipiente en la comisura de los labio me requerían una respuesta.
"Es que me voy a hacer el Camino de Santiago".

Es curioso como lo dije, por una parte lo afirmaba con orgullo, por otra casi se lo reprochaba por no saber que, aquella meditada compra, era obviamente el mínimo necesario para el peregrino.
Me miró raro.
En una ciudad tan grande, a ella le daba igual que yo fuera a hacer el Camino de Santiago y yo no podía entender que no se hubiera dado cuenta. Pagué y me fuí.
"Hola, qué deseaba?" Ella siguió con su rutina, y yo salí con mi bolsa con todo lo necesario.

Desde hace dos semanas, desde que decidí el día en que comenzaría,toda a mi alrededor ha girado en torno al Camino, me siento como se deben sentir los padres primerizos que piensan que nadie ha tenido nunca un hijo y que no pueden entenderles.
Lógicamente ni esos padres son los primeros en tener un bebé ni yo el primero en hacer el camino. Desde que os dije que me iba, he descubierto a un montón de amigos, con los que hablo habitualmente, que han hecho el camino y que nunca antes me lo habían comentado.
Algunos me han llamado, otros escrito correos, y todos me cuentan lo mismo, lo maravilloso de la experiencia, qué llevar en la mochila, cómo afrontar las primeras jornadas, cuándo comer, la bondad de la gente que me voy a encontrar etc. Transmiten una ilusión al compartir sus recuerdos y sin embargo ninguno me ha dicho porqué lo hizo, qué le movió a emprender el Camino de Santiago.
Algunos cuentan que en el camino se "encontraron", otros que les ayudó a ser mejor persona, hay quien dice que volvió diferente, pero ninguno me ha dicho porqué se lanzo, no sé si por vergüenza, por tratarse de un motivo demasiado personal, o simplemente porque no había una razón concreta.

En este punto he estado yo centrado, desde que empecé a brujulear en internet,a leer artículos,foros. Esto del camino tiene buena pinta, todo el mundo habla bien de él, pero por qué hacerlo?
En mi caso, sí puede haber una primera motivación cristiana. A veces, es cierto, me surgen dudas, no tanto de la fe en sí misma, sino de las implicaciones que tiene en el día a día, en cómo afrontar la vida según los planteamientos de mi religión. Sin embargo no hago el camino para encontrar respuestas a mi fe ni para fortalecerla, al menos no solo por eso.
Para encontrarme? expresión muy de moda en los últimos años; como casi todos sabéis, llevo un año desempleado, viajando, disfrutando de Pedro y Esperanza, dándoos la murga, leyendo, intentando aprender algo del negocio de los zapatos de niños...y en todo este tiempo he tenido tiempo para encontrarme, si es que estaba perdido,así que tampoco creo que sea ese el motivo.
Cerrar un ciclo? cerrar este año? Me lo he planteado seriamente, que el realizar el camino de Santiago sería un buen broche para este periodo. De nuevo, no lo acabo de ver como un punto y final a unos meses de tranquilidad y descanso.

Sinceramente, después de pensarlo mucho, creo que hago el camino simplemente porque me apetece. No le voy a buscar más explicaciones. Tras escuchar tantas historias de amigos he decidido que yo también quiero vivirlo. Quiero saber qué es el Camino de Santiago del que tanta gente habla y que tanta gente ha hecho desde hace casi mil años.
Puede que a lo largo de los días y según vaya escribiendo, vosotros adivinéis incluso antes que yo, qué es lo que más me está gustando, si me está moldeando para bien el Camino, si estoy ahondando en el aspecto religioso, o si solo me está llenando el contacto con la naturaleza o el trato con otras gentes.

Del mismo modo que he pensado en los motivos que me llevaban a hacer el Camino, también he meditado sobre el libro que me llevaría al camino. De nuevo hay que recalcar el asunto del peso de la mochila, un solo libro me puedo llevar. Según iba analizando porqué me iba, deshechando razones y abordando nuevas, iba viendo libros que llevarme; algún tema baladí que me apartase de la reflexión tras horas andando en solitario, Algún "Episodio nacional", "Rubicón" sobre la caída de Roma recomendado por mi amigo Javi, algo más serio de economía de Hayek o Fridman, el último de Brown que tiene lugar en Washington D.C (Mi admirada the west wing). Al final me he decidido a darle al Camino el ámbito de reflexión que en mi motivación primera de llevarlo a cabo no había, y leeré "Del sentimiento trágico de la vida" de Miguel de Unamuno. Según os cuente mis jornadas, os iré contando el desarrollo del libro.

Mañana ya es mi último día, haré la mochila, la pesaré y la volveré a hacer. Revisaré el calendario, las etapas, y escribiré por última vez desde casa.
Los nervios empiezan a aparecer, me apetece muchísimo que llegue el lunes y empezar, coger el autobús y a Sahagún.
Me gustará? Espero que lo vayamos viendo juntos.

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